Degeneración Macular y “células madre”

A propósito del articulo publicado en la revista New England Journal of Medicine del 15 de marzo pasado , en el que se informa de que tres mujeres han quedado ciegas , tras recibir inyecciones de células madre en ambos ojos , en un centro de Florida(E.E.U.U.) ; nos hacemos eco de la nota publicada en la pagina web de la Asociación Macula-Retina , que dice :

“Los daños ocasionados por el tratamiento contrastan con la evolución favorable de una cuarta mujer, en este caso japonesa, que fue tratada de la misma enfermedad de la retina pero con un tipo distinto de células madre. Dos años después de la intervención, liderada por el premio Nobel Shinya Yamanaka y su colega Masayo Takahashi, no ha sufrido ningún efecto secundario significativo y su visión ha dejado de empeorar.

La publicación de ambas experiencias hoy en la revista The New England Journal of Medicine ilustra las diferencias de criterios que conviven en el campo emergente de las células madre. Mientras unos centros médicos como el de Miami buscan el beneficio económico y venden tratamientos que no han demostrado ser seguros ni eficaces, otros como el de Japón priorizan la seguridad de los pacientes y el progreso científico

En el caso de las tres mujeres tratadas en la clínica de Florida, de 72, 78 y 88 años, estaban diagnosticadas de degeneración macular y tenían la esperanza de frenar la progresión de la enfermedad. La degeneración macular está causada por un deterioro de la mácula, una parte de la retina esencial para distinguir detalles, y se caracteriza por una pérdida progresiva de la capacidad de ver imágenes con nitidez.

La clínica había anunciado un ensayo clínico para tratar la degeneración macular con células madre. El motivo para aplicar la terapia en el marco de un ensayo clínico es que era experimental. Curiosamente, cada una de las pacientes debió abonar 5.000 dólares por el tratamiento, lo cual es insólito en un ensayo clínico. Aun más curiosamente, el tratamiento se aplicó simultáneamente en ambos ojos.

La terapia se basó en un tipo de células madre llamadas mesenquimales que les extrajeron de grasa del abdomen, procesaron en el laboratorio y les inyectaron en el interior de los ojos.

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Entre dos y tres días después de la intervención, las tres afectadas se presentaron en servicios de urgencias de oftalmología. El caso más dramático es el de la mujer de 72 años, que tenía una visión razonablemente buena antes del tratamiento, con un 66% de agudeza visual en el ojo izquierdo y un 33% en el derecho.

Cuando se presentó en urgencias, tenía una presión anormalmente alta en el interior de los ojos, los cristalinos desplazados por esta presión, hemorragias en ambos ojos y daños en las retinas. Un año después, está completamente ciega, sin ninguna sensibilidad a la luz en ninguno de los dos ojos.

La paciente de 88 años sólo puede percibir luces y sombras. La de 78 años está algo mejor, con un 10% de agudeza visual en un ojo. Aun así, está legalmente ciega.

Estos casos “son un testimonio de lo que puede ocurrir cuando las salvaguardias habituales de la medicina no se ponen en práctica”, declara Thomas Albini, uno de los oftalmólogos de la Universidad de Miami que ha denunciado la mala praxis en The New England Journal of Medicine. “Estas pacientes fueron tratadas en una clínica pirata, sin experiencia en tratamiento de enfermedades del ojo, que ofrecía terapias sin eficacia probada y con riesgos que no se comprenden bien”. Albini advierte que “múltiples clínicas están ofreciendo este tipo de terapia”.

Los abusos de la clínica pirata de Florida contrastan con la cautela con que ha actuado el equipo del premio Nobel Yamanaka y su colega Takahashi en el Centro de Biología del Desarrollo Riken de Kobe y en la Universidad de Kioto (Japón). Han atendido a dos mujeres de 69 y 77 años, también afectadas de degeneración macular, en el marco de un ensayo clínico. El objetivo del ensayo era evaluar la seguridad de un trasplante de células, pero no su eficacia. Han preparado cuidadosamente el tejido para el trasplante a partir de células de la piel. Las han procesado en laboratorio para obtener un tipo de células madre llamadas iPS y las han reconvertido en células especializadas de la retina. El objetivo era elaborar una fina capa de células para implantarla directamente en la retina.

En las células iPS de la paciente más joven, los investigadores detectaron una alteración genética y decidieron no realizar el trasplante. La otra paciente recibió el trasplante en septiembre del año 2014, según los resultados que se presentan hoy. Veinticinco meses después, la capa de células trasplantadas permanecía intacta y no se había observado ninguna reacción de rechazo inmunitario ni ningún otro efecto secundario significativo. El hecho de que la visión de la paciente haya dejado de empeorar invita a pensar que el trasplante, además de seguro, es eficaz, aunque harán falta datos de más pacientes para comprobarlo.

IMPORTANTE

La información que publicamos en nuestro blog es divulgativa y orientativa. No sustituye en ningún caso la atención médica directa ni es suficiente para realizar un diagnóstico o determinar un tratamiento. La información se publica de manera totalmente orientativa y nunca implica recomendaciones concretas sobre técnicas, fármacos ni otros aspectos concretos. Cada caso particular precisa exámenes específicos a cargo de profesionales especializados. El uso que cada lector haga de esta información queda bajo su exclusiva responsabilidad.

La información facilitada por este medio no puede, en modo alguno, sustituir a un servicio de atención médica directa, así como tampoco debe utilizarse con el fin de establecer un diagnóstico, o elegir un tratamiento en casos particulares.

En este servicio no se hará ninguna recomendación, explícita o implícita, sobre fármacos, técnicas, productos, etc… que se citarán únicamente con finalidad informativa.

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Gafas de sol: por qué usarlas y cómo elegirlas

Para muchos son un simple complemento de moda, pero lo cierto es que las gafas de sol son una protección imprescindible para mantener la salud de tus ojos, como ya te contamos en un artículo sobre este tema. El sol, tan beneficioso en su justa medida, emite radiaciones que son nocivas para los ojos y responsables de diversas lesiones oculares: conjuntivitis, fotoqueratitis, aceleración de las cataratas, daños en la retina e incluso quemaduras en los párpados son los principales efectos negativos que una exposición excesiva al sol puede acarrearnos. La radiación ultravioleta (UV) del sol es tan peligrosa como imperceptible, por lo que es fundamental conocer sus efectos y elegir las gafas más adecuadas para evitar daños en nuestra visión.

Quién debe protegerse

Las lesiones oculares producidas por la radiación solar pueden aparecer en cualquier persona, independientemente de su edad o estilo de vida. Sin embargo, hay grupos de riesgo que deben extremar la precaución:

  • Las personas con mucha actividad en el exterior, ya sea por su trabajo o por la práctica habitual de deportes.
  • Pacientes intervenidos de cataratas o que hayan pasado por una operación de cirugía refractiva con láser, pues son más propensas a sufrir deslumbramientos o reflejos.
  • Las personas alérgicas o con enfermedades oculares previas, como cataratas o degeneración macular.
  • Los niños, que al no tener totalmente desarrollada su estructura ocular son más propensos a sufrir lesiones.

El riesgo aumenta en verano y en las horas centrales del día, entre el mediodía y las 5 de la tarde, pero la radiación está siempre presente, por lo que el uso de unas gafas de sol de buena calidad debería ser una práctica cotidiana a lo largo de todo el año. En el agua o en la nieve la radiación UV es doble, debido a que se refleja, por lo que llevar gafas es aún más importante.

gafas de sol con estilo

Las gafas de sol son mucho más que un complemento de moda

Qué debes tener en cuenta al elegirlas

  • Las gafas de sol están reguladas por la ley. Están consideradas como un Equipo de Protección Individual, (EPI), por lo que deben cumplir con las condiciones dispuestas por la normativa comunitaria que las regula: Directiva comunitaria 89/686/CEE y norma europea EN 1836:1997.
  • No basta con un cristal tintado: ni el color ni la oscuridad de las lentes indican por sí solos que las gafas de sol puedan proteger contra los efectos nocivos de los rayos solares. Los filtros contra la radiación UV son imprescindibles para que esta no afecte a los ojos. También deben proteger contra la radiación infrarroja, que es igualmente nociva y puede producir degeneración retiniana, cataratas y opacidades en la córnea. El nivel de protección contra la radiación se mide en una escala del 0 al 4, que va de menor a mayor protección, o dicho de otro modo indican qué cantidad de radiación dejan pasar. Las lentes polarizadas eliminan los reflejos y destellos, lo que es especialmente interesante si vas a utilizarlas para conducir, hacer deporte o ir a la nieve. Sin embargo, pueden resultar molestas en condiciones concretas, por ejemplo cuando se combinan con otro cristal polarizado. Además este tipo de lente tiene influencia en nuestra visión en determinadas situaciones. Consulta en tu óptica de confianza para decidir cuáles son las que mejor te van.
  • Deben ofrecer garantías: es fundamental que puedas comprobar quién es el fabricante, qué tipo de filtro tienen las gafas de sol, qué normativa cumplen y si son capaces de absorber eficazmente las radiaciones. La marca CE es un indicativo que siguen la normativa y han pasado las pruebas pertinentes, o al menos así lo declara el distribuidor.
modelos variados de gafas de sol

Elige unas gafas de sol que cumplan la normativa

  • El color sí importa. Dependiendo de las características de tu visión el color del cristal puede influir: los marrones resultan más cómodos para las personas miopes, las operadas con láser y las que tienen cataratas, los verdes resultan ideales para quienes tienen hipermetropía, y los naranjas ofrecen un mayor contraste en días nublados o situaciones con poca luz. Si lo que buscas es apreciar bien los colores reales, recuerda que los cristales grises, marrones y verdes son los más útiles en este aspecto.
  • Si son graduadas, elige bien la montura. Si necesitas gafas para corregir la visión –miopía, astigmatismo, hipermetropía- ten en cuenta que las lentes graduadas pueden requerir características especiales como reducciones, o quizá sea más aconsejable un menor tamaño o una forma concreta. Todo ello influirá en la elección de la montura.
  • Es importante que se adapten a tus necesidades y a tu estilo. Cuanto más a gusto te encuentres con ellas, más frecuentemente las utilizarás. La forma de la cara es una de las claves clásicas para elegir la montura. También es importante que se ajusten bien y que resulten cómodas aun llevándolas mucho tiempo: en este sentido es interesante que sean ligeras y se adapten correctamente al puente de tu nariz.
  • Lo más práctico es que sean de buena calidad. Obviamente debes poder ver con tus gafas de sol y los filtros han de ser los adecuados. Pero además, si usas gafas graduadas el desembolso puede ser importante, por lo que es mejor no decantarse por monturas que puedan estropearse en poco tiempo. Que las patillas sean flexibles y estén bien sujetas a la parte frontal son aspectos claves para que tu elección sea duradera.

Incluso cuando cumplen con todos los requisitos marcados por la ley, no todas las gafas de sol son adecuadas para todos los usos. Por ejemplo, si pretendes proteger tus ojos del sol cuando haces deporte necesitas gafas con características específicas. Ten en cuenta también que los filtros más densos, preparados para lugares con alta radiación, pueden no ser aptos para conducir en carretera. Busca asesoramiento en tu óptica de confianza y elige pensando también a largo plazo: tus ojos te lo agradecerán.

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Obesidad y Glaucoma

Aunque estamos habituados a responder, cuando nos preguntan los pacientes , que la hipertensión arterial no está relacionada con la presión ocular (P.O.) , esta afirmación no es del todo cierta . Relacionada si que está , y mas aun cuando la hipertensión arterial va asociada a obesidad.

Muchos estudios han indicado que la obesidad incide en el aumento de la P.O. y que la hipertensión sanguínea aumenta la presión en la arterias ciliares , lo que estimula la generación de humor acuoso aumentando la P.O. Se han publicado varios estudios que encuentran correlación positiva entre índice de masa corporal y presión sanguínea con la P.O.

Además la P.O. aumenta con los niveles de colesterol total. Kelin et al (1) sugirieron que con mayores niveles de colesterol se produce más tejido adiposo orbital, lo que aumenta la presión orbital e induce el aumento de la presión y disminución de la salida de humor acuoso, aumentando la P.O.

El consumo de grasas elevado aumenta el riesgo de obesidad que eleva los niveles de triglicéridos y disminuye el nivel de colesterol HDL. Todo esto induce el aumento de la P.O.

J.H. Son, ha publicado recientemente en la revista EYE (2) un estudio que muestra una correlación negativa entre colesterol HDL y P.O, pero positiva entre LDL y P.O. . Otros estudios, sin embargo difieren en estas correlaciones entre colesterol HDL y LDL y PIO, por lo que deberá seguir investigándose para clarificar el tema. APO A1 es el principal componente de colesterol HDL, mientras que APO B lo es del colesterol LDL, este último está reconocido como mejor indicador que el colesterol LDL en las patologías cardio metabólicas.

En el estudio citado, encuentran que APO B estuvo fuertemente correlacionada con la P.O. .Deberán realizarse nuevos estudios para confirmar la validez del nivel de apolipoproteina como indicador para predecir el incremento de PIO.

Conclusiones

De todos los perfiles lipidicos investigados, la apolipoproteina B fue el que estuvo más fuertemente correlacionado con la PIO, sin importar el sexo. Deberán realizarse nuevos estudios para confirmar la validez del nivel de apolipoproteina como índice para predecir la PIO.

Bibliografia :

1-The distribution of intraocular pressure and associated systemic factors in a Korean population.Kim MJ, Park KH, Kim CY, Jeoung JW, Kim .Acta Ophthalmol. 2014 Nov; 92(7):e507-13. Epub 2014

2-JH Son, YK Chung & JS Son. Eye (2015) 29, 1315–1320

Prevención del glaucoma

El glaucoma es la segunda causa de pérdida total de visión en los países desarrollados. Es denominado habitualmente “ceguera silenciosa”, debido a que su avance puede conducir a la pérdida de visión en uno o los dos ojos sin que la persona perciba ningún síntoma, al menos al principio. No produce dolor, tampoco parece afectar a la visión en sus fases iniciales, y esto provoca que en algunos casos se detecte tarde, cuando el daño ya es irreversible. Entonces, ¿cómo podemos prevenirlo? Por suerte, hoy en día existen técnicas para detectar su aparición en etapas muy tempranas, lo que permite, con el tratamiento adecuado, frenar su avance y mantener la calidad de visión del paciente.

 

Qué es el glaucoma

Para comprender la importancia de la prevención de esta enfermedad es muy útil entender por qué se produce. La forma y el funcionamiento sano del ojo necesitan de una cierta cantidad de líquido en el interior, el fluido intraocular o humor acuoso, que en un ojo sano se drenan correctamente hacia el torrente sanguíneo. Cuando algo dificulta ese drenaje, el fluido intraocular se acumula y produce una presión excesiva en el interior del ojo, que puede acabar dañando el nervio óptico. El daño conlleva pérdida de visión que es además irreversible. Por tanto resulta clave una detección temprana, que es posible con los controles adecuados. Pero, ¿cómo saber si es necesario empezar a realizárselos? Existen determinados factores de riesgo de aparición de glaucoma, que ayudan a determinar el grado de prevención que ha de tener cada paciente.

 

Simulación de glaucoma

Simulación de la visión con glaucoma, comparada con la de un ojo sano

 

Factores de riesgo de glaucoma

Entre los diferentes aspectos que influyen en la aparición del glaucoma hay algunos, como los asociados al estilo de vida, que son prevenibles. Otros sin embargo no pueden evitarse, y dan una idea de qué tipo de pacientes deben extremar la precaución insistiendo en los controles periódicos:

 

  • Edad. Se considera edad de riesgo a partir de los 40 años, aunque desde los 60 el riesgo se acentúa.
  • Antecedentes familiares. Si la madre o el padre del paciente han sufrido glaucoma, el riesgo de que el paciente también lo acabe teniendo es más alto.
  • Raza. Las personas de etnia africana tienen una tendencia mayor que la media a desarrollar glaucoma.
  • Miopía. Las personas miopes tienen mayor riesgo de sufrirlo.
  • Corticoesteroides. Los tratamientos prolongados con este fármaco pueden influir también en la aparición de glaucoma.

Dado que se trata de factores que no se pueden evitar, es importante que quienes se encuentran en estos grupos revisen su visión regularmente, incluyendo la medición de la presión intraocular (PIO) a cargo de especialistas y con tecnología específica. La frecuencia aconsejada de estos controles varía en función del riesgo. De manera general, debe realizarse cada dos a cuatro años a partir de los 40 años. A partir de los 60 se recomienda hacerlo cada uno o dos años. Si el paciente reúne además otros factores de riesgo, debería controlarse anualmente a partir de los 35 años de edad.Cómo se puede prevenir

Además de los factores de riesgo no evitables, existen otros aspectos asociados a la aparición del glaucoma que sí permiten cierto grado de control. La hipertensión arterial, la diabetes tipo 2 y una mala salud cardiovascular son algunas de las enfermedades que pueden facilitar la aparición del problema. Por tanto, cuidar aquellos aspectos que influyen positivamente en nuestro sistema circulatorio puede ayudar a prevenirlo. En términos generales, seguir estos consejos pueden contribuir a evitar el glaucoma:

  • Llevar un estilo de vida saludable: mantener dieta equilibrada y realizar ejercicio físico moderado son prácticas que nos ayudan a mantener una buena salud circulatoria, y a controlar otros factores de riesgo como la diabetes o la hipertensión. Evitar el tabaco, limitar el consumo de café y moderar el de alcohol son otras medidas aconsejables.
  • Acentuar el control cuando se sufre diabetes tipo 2 o hipertensión arterial. Ser muy estricto con las revisiones y con los tratamientos de estas enfermedades evitará que estas faciliten la aparición de otros problemas, como el glaucoma.

 

dieta equilibrada

Es importante seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio

 

Sufras o no estos factores de riesgo, recuerda que la edad es uno de los más importantes. A partir de los 40 años, un examen muy breve y totalmente indoloro es clave prevenir prevenir y detectar precozmente esta y otras enfermedades oculares.

 

IMPORTANTE

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Alergia primaveral y cuidado de los ojos

Con la llegada de la primavera se alargan los días y mejora la temperatura. Vuelve a apetecer realizar actividades al aire libre y disfrutar del buen tiempo. Sin embargo, el momento de dejar atrás el abrigo marca para muchas personas el inicio de una época del año nada placentera. Los síntomas de la alergia primaveral se hacen un sitio en las vidas casi un 30% de la población española: lagrimeo, congestión, estornudos, picor de garganta y de nariz, e incluso asma llegan para complicar el día a día de millones de personas. La causa de tanto malestar es una reacción del sistema inmune al polen que flota en el aire durante la primavera, si bien existen alergias que pueden prolongarse hasta el verano según la zona donde se vive. Por desgracia aislarse totalmente de este factor ambiental es difícil, por no decir imposible, así que hay que considerar otras maneras de impedir que las molestias alteren nuestra vida normal.

Más vale prevenir

Una de las estrategias para reducir los síntomas de la alergia primaveral es evitar exponerse al elemento que los provoca. Aislarse del polen totalmente es imposible, pero sí se puede reducir el contacto con él siguiendo algunos consejos:

  • Infórmate sobre los niveles de polen. Hoy en día existen numerosas fuentes de información para conocer los niveles de polen que hay en el ambiente en cada momento: además de sitios web específicos existen también aplicaciones para smart phone que nos alertan cuando los niveles son elevados. Esto nos permite acomodar nuestra actividad en la medida de lo posible para huir del contacto intenso con los alérgenos.
  • Evita exponerte demasiado. En este sentido, es recomendable permanecer en el interior los días de mayor concentración de polen, y en los días de viento.
  • Ventila la casa a en las horas centrales. Evita abrir las ventanas en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde, cuando mayores son las emisiones de polen al ambiente.
  • Usa filtros anti polen en casa y en el coche. Instálalos en los aparatos de aire acondicionado y cámbialos con frecuencia.
  • Cuida tu ropa. El polen se deposita en la ropa con facilidad, para que no se acumule en tu vivienda evita tender la colada en el exterior y cámbiate de ropa al llegar a casa. Lava a menudo la ropa de cama y evita alfombras y cortinajes pesados, en los que se pueden acumular alérgenos.

Otro truco es lavarte el pelo siempre de noche, para evitar que el polen depositado en el cabello pase a la almohada y entre en contacto con los ojos.

Paseo por el campo en floración

Si tienes alergia al polen, la mejor prevención es evitar exponerte en exceso

 

Tratamiento de la alergia primaveral

Cuando la prevención no logra inhibir los síntomas, existen tratamientos que nos ayudan a mitigarlos. El más adecuado para cada caso dependerá del tipo de afectación que sufra el paciente. Por ejemplo puede limitarse a una alergia local en los ojos, aunque es muy común que las molestias sean generales y afecten a varios niveles: respiratorio, en piel, en nariz, etc. En primavera es muy común que aparezcan rinoconjuntivitis que asocian el goteo nasal de una rinitis y síntomas de la conjuntivitis alérgica, de la que hablamos más adelante en este artículo. Estos casos suelen tratarse con medicamentos antialérgicos en colirio combinado con algún antialérgico general que ayude a sobrellevar los problemas respiratorios nasales o bronquiales. Cuando la alergia primaveral se da sólo en el ojo, es preferible tratarla localmente aplicando solamente colirios.

También existe la posibilidad de utilizar vacunas para protegerse contra los incómodos efectos de la alergia. La vacuna es el único tratamiento que actúa sobre la raíz del problema en lugar de ocuparse de los síntomas. Aunque no inmuniza al 100% ni está indicada para todos los casos, sí puede evitar complicaciones graves como que derive en asma alérgica o en bronquitis aguda. Consulta con tu alergólogo si tu caso es susceptible de ser tratado con inmunoterapia.

 

Conjuntivitis alérgica y primavera

Las alergias de los ojos, llamadas conjuntivitis alérgicas, son un problema común que surge cuando los ojos se protegen reaccionando contra algo que los irrita, como es el polen en la época primaveral. Los ojos liberan histamina para combatir el alérgeno, como consecuencia de lo cual se irritan y se hinchan los párpados y la conjuntiva, que es la delgada membrana que recubre el interior de los párpados y el exterior blanco del globo ocular. Picor, lagrimeo y ardor son los molestos síntomas, que pueden extenderse hasta el fin de la estación primaveral. Aunque los síntomas pueden parecerse, la conjuntivitis estacional se diferencia de la bacteriana o viral en que no se transmite de persona a persona.

ojo con conjuntivitis por alergia primaveral

La conjuntivitis alérgica es típica de la primavera y produce enrojecimiento y picor en los ojos

Cómo cuidar los ojos si sufres alergia primaveral

De los distintos tipos de alergia ocular que existen, la alergia estacional es la más frecuente, llegando casi al 90% de los casos. Los síntomas son muy conocidos: los ojos se enrojecen, pican y lagrimean. Si estas primeras molestias no se tratan, se comienza a generar una segunda fase inflamatoria, en la que los problemas son más numerosos y más graves. Por ejemplo, puede desarrollarse queratitis atópica, un engrosamiento anormal de la córnea consecuencia de la inflamación. Por eso es importante actuar con prevención y tratamiento, que impedirá que los problemas crezcan o se cronifiquen. Dejarlo evolucionar hasta que pase la estación no solo es molesto sino también peligroso para nuestros ojos. ¿Y cómo actuar? Puedes empezar siguiendo estos consejos:

  • Evita exponerte al polen siguiendo los consejos que hemos compartido para minimizar sus efectos nocivos en tu sistema inmune.
  • Usa gafas de sol en el exterior que limiten el contacto de tus ojos con el polen. Lee más sobre cómo elegirlas en esta entrada.
  • Utiliza medicación específica. Existe una gran variedad de productos de aplicación local que ayudan a mitigar los síntomas. Los colirios son los más populares, algunos de ellos muy perfeccionados hasta el punto de utilizarse sólo una vez por día. Como con cualquier medicamento, hay que evitar utilizarlos sin control ni consejo profesional, con especial cuidado en el uso de las gotas con corticoides. Si bien son muy eficaces cuando se prescriben profesionalmente para solventar un problema puntual, utilizados de manera incontrolada pueden fomentar la aparición problemas mucho más graves, como catarata o glaucoma. El uso de gotas antinflamatorias o antihistamínicas se aconseja sólo cuando hay reacciones graves, y siempre bajo control oftalmológico. Funcionan mejor si se utilizan antes de entrar en contacto con el polen.
  • Aplícate compresas frías en los ojos para calmar la inflamación.
  • Usa lubricantes que ayuden al ojo a expulsar el polen, evitando la respuesta alérgica. Consulta a tu oftalmólogo para que te ayude a elegir uno adecuado.

La alergia primaveral no suele ser grave pero puede llegar a ser muy molesta, y no siempre pueden frenarse completamente sus síntomas. Aunque no podemos evitar que el polen llegue al ambiente en los meses más cálidos, sí tenemos opciones para minimizar sus efectos sobre nuestro sistema inmune. Lo más importante es que cuides y trates bien tus ojos, y que como siempre consultes con tu oftalmólogo cualquier duda que tengas.

Curar la ceguera con células madre

La catarata es la primera causa de ceguera tratable en adultos, y afecta a unos 200.000 niños en el mundo. Consiste en la degeneración del cristalino, la lente natural del ojo, que se vuelve opaco. Suele tener origen en propio proceso de envejecimiento de este órgano. También puede ser congénita y afectar al niño desde su nacimiento. La técnica más extendida para tratarla consiste en limpiar el material que afecta a la transparencia de la lente, y sustituir esta por una lente intraocular artificial. Sin embargo, esta operación tiene en ocasiones efecto temporal, y no siempre alcanza el éxito deseado, especialmente en niños, ya que están en pleno crecimiento. Un equipo de investigadores chinos de la Universidad  Sun Yat-Sen de Guangzhou ha presentado recientemente una técnica experimental alternativa a la sustitución del cristalino, que logra la regeneración de los tejidos mediante el uso de células madre del propio paciente. Aún en fase experimental, la técnica ha sido probada con éxito en conejos y macacos, y posteriormente en niños menores de dos años afectados por catarata congénita.

Un artículo publicado recientemente en la revista Nature revela los detalles de esta investigación. El hallazgo científico se centra en la capacidad para las células madre de la propia lente para regenerarse: la lente dañada es retirada dejando las células madre, que trabajan hasta regenerar una nueva, con lo que la visión mejora progresivamente en los meses siguientes. Concretamente, el estudio realizado en doce bebés de menos de dos años comprobó que la incisión en la lente se recuperaba en menos de un mes, y la visión mejoraba considerablemente. La investigación debe ahora abordar un ensayo clínico que amplíe los resultados a un número mayor de pacientes que permita refutar su éxito, y un seguimiento más prolongado para descartar efectos adversos. Se estima que en cuatro o cinco años la técnica podría hacerse extensiva a pacientes más allá del estudio. La investigación en adultos aún no se ha iniciado, pero los resultados obtenidos hasta el momento son muy esperanzadores, pues descubren un nuevo paradigma para el tratamiento de diversas enfermedades oculares originadas por daños en diferentes tejidos.

Mejora apreciable en la tabla optométrica

Con esta técnica, la visión podría mejorar hasta ver incluso las letras más pequeñas de la tabla optométrica. Ilustración basada en la gráfica de Jeff_Dahl

Generando otros tejidos oculares

Las investigaciones sobre la capacidad del ojo para regenerarse a partir de sus propias células madre no acaban en el estudio del doctor Zhang en China. En otro artículo publicado en Nature se difunden los resultados de un segundo estudio realizado en la universidad de Osaka, en Japón, bajo la dirección de Kohji Nishida. En él se ha ensayado la regeneración de diferentes tejidos del ojo partiendo de células madre, llegando a recrear el desarrollo completo de la estructura ocular. Los resultados sientan las bases para la futura posibilidad de trasplantar tejidos sanos en ojos enfermos para restaurar una visión deteriorada por diversas causas. Si bien la investigación japonesa es menos amplia que la de los investigadores chinos, ­–no ha llegado a la fase de aplicación en humanos– sus hallazgos resultan muy interesantes para estudiar a fondo el desarrollo normal de un ojo desde cero. La replicación celular podría también realizarse utilizando células de un órgano enfermo para ayudarnos a entender mejor el origen y la evolución las dolencias. En resumen, se trata de un paso clave para investigar y tratar enfermedades oculares de una manera totalmente diferente a la que habíamos utilizado hasta ahora. Su potencial, aún por explorar, puede llevarnos a resolver enfermedades de visión hasta ahora incurables.

Conducción y visión: seguridad al volante

Es evidente el papel fundamental que tiene la visión en la conducción. Orientarse en el espacio, planificar el recorrido y reaccionar ante obstáculos dependen en buena medida de que veamos correctamente. Por esta razón, una agudeza visual suficiente es muy importante para conducir sin contratiempos, pero no es el único factor del que depende nuestra seguridad al volante. A continuación te damos algunos consejos para que lo veas claro.

Como hemos explicado en otros artículos, la visión no es sólo la información que entra por los ojos. Esta se completa con la interpretación que el cerebro hace de dicha información, traducida a imágenes que podemos comprender y ante las que reaccionamos. Del mismo modo, en la relación entre conducción, visión y seguridad influyen dos aspectos fundamentales: por una parte, la capacidad para ver correctamente; y por otra, la capacidad para reaccionar ante lo que vemos. Por tanto, para evitar percances mientras conducimos, debemos extremar las precauciones en lo que tiene que ver con nuestra visión, pero también con nuestra atención.

Visión y conducción

La conducción es una actividad neuromotora que está guiada por la visión. Esto significa que todo aquello que pueda afectar a la percepción visual tendrá una gran repercusión en la conducción, porque lo que la vista perciba (o no perciba) va a desencadenar una reacción motora, es decir, un movimiento consecuente con lo que vemos. Cuando conducimos, especialmente si lo hacemos con velocidad, la rapidez de reacción es crucial. Por eso ver adecuadamente y favorecer una óptima capacidad de reacción puede, literalmente, salvarnos la vida.

Cuando hablamos de ver correctamente no nos referimos solo a tener suficiente agudeza visual –no necesitar gafas o llevarlas bien graduadas– pues hay otras disfunciones y enfermedades que pueden condicionar lo que vemos. Por ejemplo, si eres conductor y estás iniciando unas cataratas o tienes más de 55 años, tu capacidad para tolerar el deslumbramiento y para ver con baja luminosidad estará disminuida. Esto hace que tu visión esté muy por debajo de la de un individuo más joven y sin patología ocular, aunque los dos tengáis exactamente la misma agudeza visual (graduación, para entendernos). El otro conductor responderá mejor al cansancio y su capacidad perceptiva y reactiva será muy superior a tuya. Por eso, incluso aunque de día veas perfectamente, deberías evitar conducir por la noche o extremar las condiciones de seguridad, especialmente reduciendo la velocidad de su vehículo.

conduciendo con niebla

Extrema la precaución en situaciones de visibilidad reducida

Este ejemplo de cataratas y visión nocturna nos da una idea de la importancia que tiene el que todos los conductores conozcamos nuestras limitaciones y actuemos con responsabilidad, ya que de ello depende nuestra seguridad personal, la de otros pasajeros que nos acompañen en el vehículo, y la de los demás conductores y peatones. Para estar seguros, no basta con autoevaluarse: la mejor manera de conocer tu situación particular es consultando a profesionales oftalmólogos y optometristas. Estos están capacitados para indicarte cuál es tu verdadera calidad visual, qué puedes hacer para mejorarla, tus limitaciones al conducir y las medidas de precaución que debes tomar para conducir con seguridad. Algunos de los problemas y enfermedades que pueden comprometer tu capacidad visual al volante son:

  • Edad: Después de los 55 años de edad y especialmente al superar los 75, se produce un descenso importante de la capacidad visual, a menudo relacionado con diferentes patologías oculares.
  • Enfermedades oculares: Hay patologías con síntomas relacionadas con una visión disminuida o distorsionada. El síndrome de ojo seco (déficit de lágrimas), las cataratas en estado evolutivo, trastornos retinianos como los que aparecen en los problemas maculares o en la diabetes, hipertensión o miopía magna
  • Intervenciones quirúrgicas: Algunas operaciones oculares, especialmente las de tipo refractivo, tras eliminar la miopía o la hipermetropía, pueden provocar visión distorsionada o deslumbramiento, que suelen desaparecer tras unas semanas.
  • Reflejos y deslumbramiento: Pueden tener origen muy diverso. Los filtros antirreflejos o de protección solar son una herramienta útil en la conducción, tanto durante el día, como en particular por la noche.
  • Fatiga visual: Es uno de los factores más importantes relacionados con la seguridad en la conducción, ya que afecta a todos los conductores independientemente de su edad y de la calidad de su visión.
Conduce con gafas de sol

Usa gafas de sol para evitar deslumbramientos

La fatiga

Uno de los aspectos que más se ha estudiado en el binomio visión y conducción, es la influencia del grado de atención. Cuando este es elevado, nuestra capacidad visual y el tiempo de reacción mejoran proporcionalmente. Cuando no prestamos atención es fácil incurrir en fallos que pongan en riesgo nuestra seguridad. Uno de los riesgos más conocidos en este sentido es el sueño al volante: el cansancio extremo puede hacer que nos durmamos conduciendo anulando nuestra capacidad de conducir. Pero antes de llegar a este extremo existen niveles de fatiga que también nos ponen en riesgo, a menudo de manera menos evidente pero igualmente peligrosa. La fatiga influye de manera determinante en nuestro grado de atención, pero también en la capacidad visual y en la capacidad de reacción en el tiempo adecuado. Algunos de los factores que influyen sobre nuestro grado de atención al conducir son:

  • La fatiga
  • La temperatura elevada en el interior del vehículo
  • Conducir tras una comida copiosa
  • Monotonía: música repetitiva o la conducción por una carretera poco transitada o una autopista.
  • Distracciones: No es aconsejable mantener una conversación con varias personas mientras se está conduciendo o estar pendiente de la radio o del teléfono móvil.

Existen diversos estudios que demuestran cómo tras 2 horas de conducción, en condiciones de ausencia de fatiga previa y con una visión correcta, se produce un descenso de la capacidad neuromotora que entra en los límites de inseguridad. La situación empeora si las condiciones son más extremas, como tras una jornada laboral o por la noche, o cuando la visión no es buena porque las gafas están en malas condiciones. En estos casos, deberíamos extremar las condiciones de seguridad, ya que, además de un retraso en las capacidades reactivas, se produce un descenso importante en las capacidades neuro perceptivas, como el cálculo de la distancia y del tiempo necesario para realizar un adelantamiento.

carretera secundaria

Una buena visión nos permite anticiparnos y reaccionar a tiempo ante imprevistos

Qué puedes hacer para mejorar tu visión al volante

  • Conoce tus limitaciones: una evaluación a cargo de oftalmólogos y optometristas te indicará si tu visión es apta para conducir en todas las circunstancias.
  • Si tienes un problema que no pueda corregirse, evita ponerte al volante en situaciones que comprometan tu visión o tu capacidad de reacción.
  • Comprueba cada año que tus gafas o lentillas están bien graduadas y en buen estado.
  • Utiliza filtros solares apropiados si eres sensible a la luz, y filtros antirreflectantes si conduces a menudo por la noche.
  • Si tienes una enfermedad ocular que disminuya la sensibilidad al contraste ­–cataratas, maculopatías, degeneraciones retinianas– consulta acerca de filtros específicos.
  • Si conduces en un trayecto largo, recuerda parar y descansar unos minutos cada dos horas.

Y recuerda: la mejor forma de mejorar nuestro campo de visión es REDUCIR la velocidad de conducción.

Consejos para proteger los ojos

Nuestros ojos son órganos delicados que requieren cuidado y protección para evitar que sufran daños. Como sucede con el resto del organismo, la mejor manera de luchar contra posibles problemas oculares consiste en la prevención. Para proteger los ojos es importante acudir regularmente a revisiones periódicas, escuchar las recomendaciones del oftalmólogo y seguir los sencillos consejos que te mostramos a continuación.

Cuidar de los ojos es vital para mantener la calidad de nuestra visión. Establecer precauciones para evitar accidentes, graduar nuestra visión regularmente y proteger los ojos de agentes externos como el cansancio o el sol son hábitos sencillos que ayudan a mantener una visión sana.

Ojos protegidos y descansados

En primer lugar, es fundamental prestar mucha atención a las situaciones cotidianas que pueden suponer un riesgo para tus ojos. Tareas que parecen inofensivas como colgar un cuadro, freír en aceite caliente o utilizar productos de limpieza pueden ser peligrosas para tus ojos si se llevan a cabo sin la adecuada protección. Es necesario ponerse guantes cuando se utilizan detergentes y lejías, y no está de más proteger los ojos con gafas protectoras cuando se realiza cualquier tarea de bricolaje en el hogar. En el trabajo los riesgos son mayores y deben extremarse las precauciones, especialmente cuando se está en contacto con productos químicos y materiales irritantes como tintes y grasas o incluso el polvo.

Además de la prevención de los daños y lesiones, también es fundamental que cuides de que tus ojos no se cansen. Aunque no se trate de afecciones graves, el cansancio ocular puede provocar dolores de cabeza, visión borrosa, hipersensibilidad a la luz o pesadez de párpados, por lo que debes intentar en todo momento que las condiciones sean las óptimas para la actividad que vas a realizar. Es necesario, en este sentido, contar con una buena iluminación, evitando reflejos que incidan directamente sobre los ojos y sombras que oscurezcan el objeto al que estás prestando atención. Recuerda que si eres diestro, la luz, cuando escribes, debe proceder del lado izquierdo y, si eres zurdo, viceversa.

Cuídalos del sol

Fuera de casa hay que ser especialmente cuidadoso con la luz solar. No solo en contextos que invitan a una prolongada exposición al sol intenso, como en la playa o en la nieve, es necesario usar gafas: los rayos ultravioleta se encuentran también en los días nublados, por lo que el uso de las gafas de sol debe ser algo rutinario. Seguro que ya sabes que no todas las gafas de sol son iguales, y es muy importante que te informes bien a la hora de comprar las tuyas y te asegures de que tienen filtros especiales que rebajen al menos el 90% de las radiaciones ultravioletas A y B. Además de esto, puedes seguir estos consejos:

  •  Lleva una visera que evite que la radiación entre por el espacio entre las gafas y la cara.
  •  Utiliza crema de protección solar en toda la cara y especialmente en los párpados, cuya piel es muy sensible.
  • Procura no mirar al sol directamente, ni siquiera con gafas de sol.
  • Pantallas y fatiga visual
Recuerda proteger los ojos del sol

Protege tus ojos aunque no haga sol

Hoy día, otra de las principales fuentes de estrés para nuestra visión son las pantallas de ordenador. Es importante saber que las pantallas de ordenador, incluso las que tienen alta definición, generan una vibración constante que es imperceptible a la visión pero que obliga a nuestro sistema visual a realizar un esfuerzo extra para compensarla. Por eso, si trabajas o pasas muchas horas frente a la pantalla, debes seguir estas recomendaciones para proteger los ojos:

  • Relaja la mirada al menos una vez cada diez minutos, desplazando el enfoque a objetos lejanos, y cerrando los ojos durante unos diez o veinte segundos.
  • Cada dos horas, levántate de la silla y cambia de postura.
  • Asegúrate de parpadear con frecuencia, para evitar que se sequen los ojos.
  • Encuentra una postura cómoda que prevenga de las contracturas musculares.
  • Sitúate a una distancia adecuada de la pantalla desde la que se perciban los detalles de forma clara. La distancia recomendada es de 40 cm., pero puedes adaptarla a tus propias características.
  • Si usas gafas o lentillas, asegúrate de que la graduación es la apropiada para la distancia de trabajo, y no olvides revisar tu agudeza visual regularmente.
Pantallas y salud visual

Vigila la distancia entre los ojos y la pantalla

En caso de accidente

Es importante ser cuidadosos con los ojos, pero en ocasiones no podemos evitar que se produzcan lesiones accidentalmente. En estos casos seguir algunos consejos específicos ayudará a no agravarlas y a facilitar su diagnóstico y recuperación:

  • Si has sufrido un golpe o contusión, cubre inmediatamente el ojo con una gasa, sin presionarlo, y mantenlo tapado hasta llegar al centro de urgencias más cercano. Procura no frotarte los ojos, pues correrías el riesgo de agravar la lesión. Tampoco intentes enjuagarte la herida con agua o aplicar pomadas o gotas que puedan confundir el diagnóstico.
  • Si te has salpicado los ojos con algún tipo de producto químico, como un detergente, en este caso sí debes enjuagarte con agua todo lo posible. Acto seguido, cubre suavemente el ojo y dirígete a un centro de urgencias, sin olvidar llevarte el frasco del producto químico en cuestión.
  • Si algún cuerpo extraño entra en tu ojo, no debes intentar quitártelo tú mismo: pide a alguien que lo examina y lo extraiga si es algo superficial, o ve directamente a un centro de urgencias, siempre con el ojo afectado debidamente cubierto.

 

Esperamos que estos consejos prácticos te ayuden a mejorar la calidad de tu visión y a evitar problemas indeseados.

Blefaroplastia: 6 claves para decidirse

La blefaroplastia es la intervención de cirugía estética facial más demandada. Se sitúa por delante de liftings y rinoplastias en número de operaciones al año, y es también uno de los retoques que más se realizan a nivel general. Sólo el aumento de mamas y la liposucción la superan. ¿A qué se debe tanta popularidad? La principal razón es que se trata de una operación relativamente sencilla, que ofrece resultados muy buenos si se hace bien. Permite lucir una mirada notablemente rejuvenecida y más descansada mediante una operación ambulatoria que deja ver sus resultados definitivos en pocas semanas. Sin embargo, no debemos olvidar que se trata de una intervención quirúrgica, que no está exenta de riesgos y que debe ser realizada por especialistas experimentados. ¿Quieres saber qué debes tener en cuenta antes de lanzarte? Sigue leyendo.

La mirada es uno de los rasgos más importantes de la personalidad del rostro, y uno de los más pronto acusan los efectos del paso del tiempo. El rejuvenecimiento de los párpados tiene efecto en nuestro aspecto general, el postoperatorio es relativamente corto y poco molesto, y el cambio se aprecia totalmente poco tiempo después de la operación. Todos estos factores hacen de la blefaroplastia una opción muy popular para recuperar un rostro más joven sin recurrir a soluciones más drásticas. Pero, como cualquier otra intervención, la blefaroplastia puede acarrear complicaciones o resultados indeseados. Si estás pensando en operarte, debes tener muy en cuenta estas indicaciones:

  1. La salud de tus ojos es fundamental. El ojo es el órgano responsable de uno de nuestros sentidos fundamentales. Si funciona correctamente no solemos apreciar lo mucho que dependemos de nuestra vista, pero cualquier problema en los ojos tiene un impacto enorme en nuestra calidad de vida. Si elegimos realizarnos un intervención de cualquier tipo en los ojos, hemos de estar seguros de contar con los mejores profesionales. Una blefaroplastia hecha por manos no expertas puede producir disfunciones en el parpadeo o en la secreción de lágrimas, cicatrices visibles e infecciones entre otros problemas. En cualquier tratamiento estético, la salud ha de ir siempre por delante de la belleza. Si es en los ojos, esto es aún más importante.
  2. El éxito del resultado es la naturalidad. Si te sometes a una blefaroplastia buscas recuperar la juventud de tu mirada. Por eso, es fundamental que tu aspecto después de la operación sea fiel a tus rasgos, sin asimetrías ni cambios en la forma natural de tus ojos. Para ello es clave recurrir a cirujanos oftalmólogos especializados estas técnicas y con suficiente experiencia en este tipo de intervención.
  3. Es una operación que no puede hacer cualquiera. Como hemos comentado, la intervención en la zona de los párpados puede afectar a la salud y la funcionalidad de los ojos, por lo que es esencial que el médico que la realice sea experto en este delicado órgano. Por eso, un cirujano oftalmólogo especializado en microcirugía plástica ocular es el profesional más indicado para realizar una blefaroplastia con la máxima seguridad posible. Además, el equipo médico debe contar con quirófano equipado con instrumental específico, y ofrecer un adecuado soporte postoperatorio.
  4. Debes conocer tus expectativas reales de mejora. Aunque a veces la publicidad nos venda lo contrario, la cirugía estética no es mágica ni tampoco inocua. Cualquier paciente debe estar debidamente informado de los riesgos que conlleva el tratamiento y de los resultados reales a los que puede aspirar. Cuando se trata de blefaroplastia, es importante tener en cuenta que los resultados no son permanentes en su totalidad: aunque la eliminación de las bolsas es definitiva, con el paso de los años pueden reaparecer arrugas y descolgamiento de la piel en el párpado superior. Si acudes a una clínica en la que no te informan sobre posibles aspectos negativos de la intervención, desconfía.
  5. Es una operación muy poco traumática con un postoperatorio corto. La blefaroplastia se realiza con anestesia local, aunque puedes recurrir a la sedación si lo deseas. Por esta razón no es necesario un preoperatorio complejo y puedes irte a casa el mismo día de la operación. Las suturas realizadas por microcirujanos expertos son minúsculas, y se vuelven imperceptibles en pocas semanas. Es posible que al principio sientas algunas molestias pero puedes hacer vida normal tras tres o cuatro días.
  6. Es vital respetar las recomendaciones antes y después. Como sucede con cualquier operación, es fundamental respetar las recomendaciones del cirujano para evitar complicaciones y molestias. En este tipo de tratamiento, estas incluyen acudir sin maquillaje el día de la intervención, usar la medicación exactamente como se indique, y en algunas semanas tras la intervención no frotarse ni tocarse los ojos, ni usar maquillaje o lentillas. Son indicaciones muy sencillas de cumplir y que merece la pena respetar para asegurar el éxito del tratamiento.

 

En resumen, si estás pensando en someterte a una blefaroplastia el mejor consejo que puedes seguir es: infórmate al máximo y confía sólo en profesionales especializados y expertos. Porque tu mirada luce mucho más bonita cuando es una mirada tranquila.

 

Cómo elegir tu centro oftalmológico

Los 7 consejos de oro para acertar con tu centro oftalmológico

La visión es quizá el sentido que usamos más, y del que más dependemos para desenvolvernos en nuestra vida cotidiana. Cuidar de ella es apostar por nuestra calidad de vida. Por eso, no debemos dejarla en manos de cualquiera. Contar con un profesional especializado es fundamental. Y si eliges un centro oftalmológico, mucho mejor: te asegurarás de estar atendido por verdaderos especialistas en cada problema específico que puedas tener en tu visión. Aquí tienes algunos consejos que te ayudarán a decidirte por el médico más adecuado para mirar por tus ojos:

  1. Un oftalmólogo es un médico especialista en ojos. La buena visión no es sólo agudeza visual, hay otros factores que afectan al buen funcionamiento del ojo y que deben vigilarse y tratarse. Por eso, aunque podemos recurrir a ópticos para graduar nuestra vista y ajustar las lentes, el control de nuestra salud ocular debe confiarse en médicos especializados en tratar enfermedades y cirugía de los ojos.
  2. Busca especialistas contrastados. Cada problema de visión tiene su especialidad. No se trata igual la miopía en adultos que la miopía en niños, o las cataratas que el estrabismo. Confía siempre médicos expertos en tu caso. En ocasiones, puedes necesitar la atención de más de uno, por eso una buena clínica de oftalmología puede ser tu mejor opción.
  3. Si quieres garantías, no elijas sólo por precio. Los tratamientos oftalmológicos actuales requieren doctores con altos niveles de especialización, a menudo con experiencia en tecnologías muy avanzadas y costosas. Por eso, la seguridad y la calidad están reñidas con el chollo. Un precio muy bajo suele esconder como único objetivo “captar” al cliente, dejando en segundo plano su bienestar o la garantía de resolución del problema. Siempre es mejor destinar un poco más de presupuesto que arriesgarse a un resultado insuficiente, o incluso perjudicial para nuestra visión.
  4. Infórmate y compara. Es importante conocer los diferentes tratamientos disponibles para solucionar tu problema. En ocasiones pueden ser varios, y con distintos pros y contras. Un buen ejemplo es la operación de miopía, para la que hay distintas técnicas, cada una idónea para cierto tipo de casos. Sin duda, la mejor ayuda para decidir cuál elegir es una visita al profesional, que puede resolver tus dudas y explicarte de primera mano las diferencias con otras opciones. Recuerda que la primera obligación del médico es informar al paciente.
  5. Sé realista. Es importante conocer bien las expectativas de mejora que tiene tu problema y no dejarse engañar por las “soluciones milagro”. Conocer las fases del tratamiento, saber qué puedes esperar del resultado, estar al tanto de los posibles riesgos…  Hay que informarse de todo y desconfiar de promesas sin base. Un doctor en medicina oftalmológica será claro en estos aspectos, y no te ofrecerá algo que no pueda cumplir.
  6. Escucha opiniones. Además de lo anterior, es importante encontrar un equipo médico en el que confíes, que te transmita seguridad. También puedes orientarte por recomendaciones de familiares o amigos que hayan quedado satisfechos.
  7. Piensa a largo plazo. Al igual que sucede con los médicos de familia o los pediatras, lo ideal es que el oftalmólogo o la clínica oftalmológica que elijas puedan convertirse en tu médico de referencia durante muchos, muchos años, y no sólo para un tratamiento puntual. Por eso es recomendable que el centro cuente con profesionales especializados en diferentes áreas, además de la que nos afecta en ese momento. Si te surgen otras necesidades en el futuro, conocer tu caso de primera mano ayudará a dar soluciones más eficaces y personalizadas.

En resumen, cuando se trata de nuestra salud es vital tomarse un poco de tiempo y recabar toda la información necesaria para elegir bien. Con sólo dos ojos para toda la vida, lo mejor que podemos hacer es contar con nuestro oftalmólogo de confianza.