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Prevención del glaucoma

El glaucoma es la segunda causa de pérdida total de visión en los países desarrollados. Es denominado habitualmente “ceguera silenciosa”, debido a que su avance puede conducir a la pérdida de visión en uno o los dos ojos sin que la persona perciba ningún síntoma, al menos al principio. No produce dolor, tampoco parece afectar a la visión en sus fases iniciales, y esto provoca que en algunos casos se detecte tarde, cuando el daño ya es irreversible. Entonces, ¿cómo podemos prevenirlo? Por suerte, hoy en día existen técnicas para detectar su aparición en etapas muy tempranas, lo que permite, con el tratamiento adecuado, frenar su avance y mantener la calidad de visión del paciente.

 

Qué es el glaucoma

Para comprender la importancia de la prevención de esta enfermedad es muy útil entender por qué se produce. La forma y el funcionamiento sano del ojo necesitan de una cierta cantidad de líquido en el interior, el fluido intraocular o humor acuoso, que en un ojo sano se drenan correctamente hacia el torrente sanguíneo. Cuando algo dificulta ese drenaje, el fluido intraocular se acumula y produce una presión excesiva en el interior del ojo, que puede acabar dañando el nervio óptico. El daño conlleva pérdida de visión que es además irreversible. Por tanto resulta clave una detección temprana, que es posible con los controles adecuados. Pero, ¿cómo saber si es necesario empezar a realizárselos? Existen determinados factores de riesgo de aparición de glaucoma, que ayudan a determinar el grado de prevención que ha de tener cada paciente.

 

Simulación de glaucoma

Simulación de la visión con glaucoma, comparada con la de un ojo sano

 

Factores de riesgo de glaucoma

Entre los diferentes aspectos que influyen en la aparición del glaucoma hay algunos, como los asociados al estilo de vida, que son prevenibles. Otros sin embargo no pueden evitarse, y dan una idea de qué tipo de pacientes deben extremar la precaución insistiendo en los controles periódicos:

 

  • Edad. Se considera edad de riesgo a partir de los 40 años, aunque desde los 60 el riesgo se acentúa.
  • Antecedentes familiares. Si la madre o el padre del paciente han sufrido glaucoma, el riesgo de que el paciente también lo acabe teniendo es más alto.
  • Raza. Las personas de etnia africana tienen una tendencia mayor que la media a desarrollar glaucoma.
  • Miopía. Las personas miopes tienen mayor riesgo de sufrirlo.
  • Corticoesteroides. Los tratamientos prolongados con este fármaco pueden influir también en la aparición de glaucoma.

Dado que se trata de factores que no se pueden evitar, es importante que quienes se encuentran en estos grupos revisen su visión regularmente, incluyendo la medición de la presión intraocular (PIO) a cargo de especialistas y con tecnología específica. La frecuencia aconsejada de estos controles varía en función del riesgo. De manera general, debe realizarse cada dos a cuatro años a partir de los 40 años. A partir de los 60 se recomienda hacerlo cada uno o dos años. Si el paciente reúne además otros factores de riesgo, debería controlarse anualmente a partir de los 35 años de edad.Cómo se puede prevenir

Además de los factores de riesgo no evitables, existen otros aspectos asociados a la aparición del glaucoma que sí permiten cierto grado de control. La hipertensión arterial, la diabetes tipo 2 y una mala salud cardiovascular son algunas de las enfermedades que pueden facilitar la aparición del problema. Por tanto, cuidar aquellos aspectos que influyen positivamente en nuestro sistema circulatorio puede ayudar a prevenirlo. En términos generales, seguir estos consejos pueden contribuir a evitar el glaucoma:

  • Llevar un estilo de vida saludable: mantener dieta equilibrada y realizar ejercicio físico moderado son prácticas que nos ayudan a mantener una buena salud circulatoria, y a controlar otros factores de riesgo como la diabetes o la hipertensión. Evitar el tabaco, limitar el consumo de café y moderar el de alcohol son otras medidas aconsejables.
  • Acentuar el control cuando se sufre diabetes tipo 2 o hipertensión arterial. Ser muy estricto con las revisiones y con los tratamientos de estas enfermedades evitará que estas faciliten la aparición de otros problemas, como el glaucoma.

 

dieta equilibrada

Es importante seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio

 

Sufras o no estos factores de riesgo, recuerda que la edad es uno de los más importantes. A partir de los 40 años, un examen muy breve y totalmente indoloro es clave prevenir prevenir y detectar precozmente esta y otras enfermedades oculares.

 

IMPORTANTE

La información que publicamos en nuestro blog es divulgativa y orientativa. No sustituye en ningún caso la atención médica directa ni es suficiente para realizar un diagnóstico o determinar un tratamiento. La información se publica de manera totalmente orientativa y nunca implica recomendaciones concretas sobre técnicas, fármacos ni otros aspectos concretos. Cada caso particular precisa exámenes específicos a cargo de profesionales especializados. El uso que cada lector haga de esta información queda bajo su exclusiva responsabilidad.

Alergia primaveral y cuidado de los ojos

Con la llegada de la primavera se alargan los días y mejora la temperatura. Vuelve a apetecer realizar actividades al aire libre y disfrutar del buen tiempo. Sin embargo, el momento de dejar atrás el abrigo marca para muchas personas el inicio de una época del año nada placentera. Los síntomas de la alergia primaveral se hacen un sitio en las vidas casi un 30% de la población española: lagrimeo, congestión, estornudos, picor de garganta y de nariz, e incluso asma llegan para complicar el día a día de millones de personas. La causa de tanto malestar es una reacción del sistema inmune al polen que flota en el aire durante la primavera, si bien existen alergias que pueden prolongarse hasta el verano según la zona donde se vive. Por desgracia aislarse totalmente de este factor ambiental es difícil, por no decir imposible, así que hay que considerar otras maneras de impedir que las molestias alteren nuestra vida normal.

Más vale prevenir

Una de las estrategias para reducir los síntomas de la alergia primaveral es evitar exponerse al elemento que los provoca. Aislarse del polen totalmente es imposible, pero sí se puede reducir el contacto con él siguiendo algunos consejos:

  • Infórmate sobre los niveles de polen. Hoy en día existen numerosas fuentes de información para conocer los niveles de polen que hay en el ambiente en cada momento: además de sitios web específicos existen también aplicaciones para smart phone que nos alertan cuando los niveles son elevados. Esto nos permite acomodar nuestra actividad en la medida de lo posible para huir del contacto intenso con los alérgenos.
  • Evita exponerte demasiado. En este sentido, es recomendable permanecer en el interior los días de mayor concentración de polen, y en los días de viento.
  • Ventila la casa a en las horas centrales. Evita abrir las ventanas en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde, cuando mayores son las emisiones de polen al ambiente.
  • Usa filtros anti polen en casa y en el coche. Instálalos en los aparatos de aire acondicionado y cámbialos con frecuencia.
  • Cuida tu ropa. El polen se deposita en la ropa con facilidad, para que no se acumule en tu vivienda evita tender la colada en el exterior y cámbiate de ropa al llegar a casa. Lava a menudo la ropa de cama y evita alfombras y cortinajes pesados, en los que se pueden acumular alérgenos.

Otro truco es lavarte el pelo siempre de noche, para evitar que el polen depositado en el cabello pase a la almohada y entre en contacto con los ojos.

Paseo por el campo en floración

Si tienes alergia al polen, la mejor prevención es evitar exponerte en exceso

 

Tratamiento de la alergia primaveral

Cuando la prevención no logra inhibir los síntomas, existen tratamientos que nos ayudan a mitigarlos. El más adecuado para cada caso dependerá del tipo de afectación que sufra el paciente. Por ejemplo puede limitarse a una alergia local en los ojos, aunque es muy común que las molestias sean generales y afecten a varios niveles: respiratorio, en piel, en nariz, etc. En primavera es muy común que aparezcan rinoconjuntivitis que asocian el goteo nasal de una rinitis y síntomas de la conjuntivitis alérgica, de la que hablamos más adelante en este artículo. Estos casos suelen tratarse con medicamentos antialérgicos en colirio combinado con algún antialérgico general que ayude a sobrellevar los problemas respiratorios nasales o bronquiales. Cuando la alergia primaveral se da sólo en el ojo, es preferible tratarla localmente aplicando solamente colirios.

También existe la posibilidad de utilizar vacunas para protegerse contra los incómodos efectos de la alergia. La vacuna es el único tratamiento que actúa sobre la raíz del problema en lugar de ocuparse de los síntomas. Aunque no inmuniza al 100% ni está indicada para todos los casos, sí puede evitar complicaciones graves como que derive en asma alérgica o en bronquitis aguda. Consulta con tu alergólogo si tu caso es susceptible de ser tratado con inmunoterapia.

 

Conjuntivitis alérgica y primavera

Las alergias de los ojos, llamadas conjuntivitis alérgicas, son un problema común que surge cuando los ojos se protegen reaccionando contra algo que los irrita, como es el polen en la época primaveral. Los ojos liberan histamina para combatir el alérgeno, como consecuencia de lo cual se irritan y se hinchan los párpados y la conjuntiva, que es la delgada membrana que recubre el interior de los párpados y el exterior blanco del globo ocular. Picor, lagrimeo y ardor son los molestos síntomas, que pueden extenderse hasta el fin de la estación primaveral. Aunque los síntomas pueden parecerse, la conjuntivitis estacional se diferencia de la bacteriana o viral en que no se transmite de persona a persona.

ojo con conjuntivitis por alergia primaveral

La conjuntivitis alérgica es típica de la primavera y produce enrojecimiento y picor en los ojos

Cómo cuidar los ojos si sufres alergia primaveral

De los distintos tipos de alergia ocular que existen, la alergia estacional es la más frecuente, llegando casi al 90% de los casos. Los síntomas son muy conocidos: los ojos se enrojecen, pican y lagrimean. Si estas primeras molestias no se tratan, se comienza a generar una segunda fase inflamatoria, en la que los problemas son más numerosos y más graves. Por ejemplo, puede desarrollarse queratitis atópica, un engrosamiento anormal de la córnea consecuencia de la inflamación. Por eso es importante actuar con prevención y tratamiento, que impedirá que los problemas crezcan o se cronifiquen. Dejarlo evolucionar hasta que pase la estación no solo es molesto sino también peligroso para nuestros ojos. ¿Y cómo actuar? Puedes empezar siguiendo estos consejos:

  • Evita exponerte al polen siguiendo los consejos que hemos compartido para minimizar sus efectos nocivos en tu sistema inmune.
  • Usa gafas de sol en el exterior que limiten el contacto de tus ojos con el polen. Lee más sobre cómo elegirlas en esta entrada.
  • Utiliza medicación específica. Existe una gran variedad de productos de aplicación local que ayudan a mitigar los síntomas. Los colirios son los más populares, algunos de ellos muy perfeccionados hasta el punto de utilizarse sólo una vez por día. Como con cualquier medicamento, hay que evitar utilizarlos sin control ni consejo profesional, con especial cuidado en el uso de las gotas con corticoides. Si bien son muy eficaces cuando se prescriben profesionalmente para solventar un problema puntual, utilizados de manera incontrolada pueden fomentar la aparición problemas mucho más graves, como catarata o glaucoma. El uso de gotas antinflamatorias o antihistamínicas se aconseja sólo cuando hay reacciones graves, y siempre bajo control oftalmológico. Funcionan mejor si se utilizan antes de entrar en contacto con el polen.
  • Aplícate compresas frías en los ojos para calmar la inflamación.
  • Usa lubricantes que ayuden al ojo a expulsar el polen, evitando la respuesta alérgica. Consulta a tu oftalmólogo para que te ayude a elegir uno adecuado.

La alergia primaveral no suele ser grave pero puede llegar a ser muy molesta, y no siempre pueden frenarse completamente sus síntomas. Aunque no podemos evitar que el polen llegue al ambiente en los meses más cálidos, sí tenemos opciones para minimizar sus efectos sobre nuestro sistema inmune. Lo más importante es que cuides y trates bien tus ojos, y que como siempre consultes con tu oftalmólogo cualquier duda que tengas.

Curar la ceguera con células madre

La catarata es la primera causa de ceguera tratable en adultos, y afecta a unos 200.000 niños en el mundo. Consiste en la degeneración del cristalino, la lente natural del ojo, que se vuelve opaco. Suele tener origen en propio proceso de envejecimiento de este órgano. También puede ser congénita y afectar al niño desde su nacimiento. La técnica más extendida para tratarla consiste en limpiar el material que afecta a la transparencia de la lente, y sustituir esta por una lente intraocular artificial. Sin embargo, esta operación tiene en ocasiones efecto temporal, y no siempre alcanza el éxito deseado, especialmente en niños, ya que están en pleno crecimiento. Un equipo de investigadores chinos de la Universidad  Sun Yat-Sen de Guangzhou ha presentado recientemente una técnica experimental alternativa a la sustitución del cristalino, que logra la regeneración de los tejidos mediante el uso de células madre del propio paciente. Aún en fase experimental, la técnica ha sido probada con éxito en conejos y macacos, y posteriormente en niños menores de dos años afectados por catarata congénita.

Un artículo publicado recientemente en la revista Nature revela los detalles de esta investigación. El hallazgo científico se centra en la capacidad para las células madre de la propia lente para regenerarse: la lente dañada es retirada dejando las células madre, que trabajan hasta regenerar una nueva, con lo que la visión mejora progresivamente en los meses siguientes. Concretamente, el estudio realizado en doce bebés de menos de dos años comprobó que la incisión en la lente se recuperaba en menos de un mes, y la visión mejoraba considerablemente. La investigación debe ahora abordar un ensayo clínico que amplíe los resultados a un número mayor de pacientes que permita refutar su éxito, y un seguimiento más prolongado para descartar efectos adversos. Se estima que en cuatro o cinco años la técnica podría hacerse extensiva a pacientes más allá del estudio. La investigación en adultos aún no se ha iniciado, pero los resultados obtenidos hasta el momento son muy esperanzadores, pues descubren un nuevo paradigma para el tratamiento de diversas enfermedades oculares originadas por daños en diferentes tejidos.

Mejora apreciable en la tabla optométrica

Con esta técnica, la visión podría mejorar hasta ver incluso las letras más pequeñas de la tabla optométrica. Ilustración basada en la gráfica de Jeff_Dahl

Generando otros tejidos oculares

Las investigaciones sobre la capacidad del ojo para regenerarse a partir de sus propias células madre no acaban en el estudio del doctor Zhang en China. En otro artículo publicado en Nature se difunden los resultados de un segundo estudio realizado en la universidad de Osaka, en Japón, bajo la dirección de Kohji Nishida. En él se ha ensayado la regeneración de diferentes tejidos del ojo partiendo de células madre, llegando a recrear el desarrollo completo de la estructura ocular. Los resultados sientan las bases para la futura posibilidad de trasplantar tejidos sanos en ojos enfermos para restaurar una visión deteriorada por diversas causas. Si bien la investigación japonesa es menos amplia que la de los investigadores chinos, ­–no ha llegado a la fase de aplicación en humanos– sus hallazgos resultan muy interesantes para estudiar a fondo el desarrollo normal de un ojo desde cero. La replicación celular podría también realizarse utilizando células de un órgano enfermo para ayudarnos a entender mejor el origen y la evolución las dolencias. En resumen, se trata de un paso clave para investigar y tratar enfermedades oculares de una manera totalmente diferente a la que habíamos utilizado hasta ahora. Su potencial, aún por explorar, puede llevarnos a resolver enfermedades de visión hasta ahora incurables.

Disfunción eréctil y glaucoma

Recientemente se ha publicado en INTRAMED un artículo con que vuelve a poner de actualidad un tema ya clásico sobre el tratamiento del glaucoma, como son los efectos de la utilización de colirios con betabloqueantes sobre la función sexual en varones. La primera publicación sobre este tema apareció en el JAMA en 1985 (Journal of the American Medical Association), y desde entonces se da por supuesto el efecto de este tratamiento del glaucoma sobre la disfunción eréctil. Sin embargo en la revisión realizada por el Dr. Mocorrea se pone en evidencia que no existen pruebas científicas de esta relación entre el uso de colirios con beta-bloqueantes y disfunción sexual.

Gran cantidad de estudios cuestionaron la validez de la asociación entre disfunción sexual y betabloqueantes, tanto sistémicos como tópicos: las conclusiones muestran una incidencia mínima de aumento de la disfunción sexual en pacientes tratados con betabloqueantes. Por otro lado, parte del aumento de la incidencia puede estar relacionada con que el paciente espere dicho efecto adverso más que con una causa orgánica. Además, según Martín Mocorrea últimamente se ha sugerido una asociación entre glaucoma de ángulo abierto y mayor incidencia de disfunción eréctil, probablemente por los factores de riesgo en común (dislipidemia, hipertensión sistémica, diabetes, etc.). Sin embargo, no queda claro si el glaucoma de ángulo abierto es un factor de riesgo independiente o si la medicación utilizada para tratarlo aumenta el riesgo de disfunción eréctil. El último artículo asociando glaucoma y disfunción eréctil sugirió que estaba relacionado con los factores de riesgo en común, sin embargo, al hacer los ajustes por los principales factores de riesgo debería haberse corregido dicha probabilidad. No obstante, es posible que el efecto de los factores de riesgo no haya sido totalmente eliminado y que otros factores de riesgo no incluidos, hayan llevado a la asociación.

Por lo tanto puede afirmarse, según los resultados del presente estudio, que aunque existe una asociación entre disfunción eréctil y glaucoma, esta no puede atribuirse al uso de betabloqueantes tópicos. Dado que se realizaron ajustes para la mayoría de los factores cardiovasculares y metabólicos, hace falta seguir investigando este tema para esclarecer la naturaleza de esta asociación y su causa potencial.