La Sociedad de Oftalmología defiende un cribado para prevenir la ceguera
La Sociedad Andaluza de Oftalmología defiende la implantación de un cribado en los centros asistenciales para favorecer el diagnóstico precoz de la degeneración macular asociada a la edad, un problema al alza y principal causa de ceguera. El arsenal terapéutico disponible en el mercado farmacéutico permite frenar la pérdida de visión en los estadios iniciales de la enfermedad y, para ello, es clave una prueba básica de diagnóstico en las consultas de oftalmología: el estudio del fondo de ojo.
«La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) ha aumentado de manera considerable en las últimas décadas, hasta el punto de que se ha convertido en la primera causa de ceguera desbancando incluso a la retinopatía diabética», explica el doctor Ignacio Montero de Espinosa, presidente de la Sociedad Andaluza de Oftalmología.
A medida que avanza la edad, el riesgo de padecer DMAE aumenta. Se trata de un problema inusual hasta los 45 años y que comienza a manifestarse con más frecuencia a partir de los 50; y mucho más a los 60, 70 y 80 años. La incidencia de la degeneración macular asociada a la edad aumenta por el envejecimiento. La prevalencia de esta enfermedad gira en torno al 2% de la población y alcanza al 20% de las personas que han cumplido los 70. Afecta en mayor proporción a mujeres que a hombres. Además de la edad, otros factores implicados en su aparición son: exposición a la radiación solar, antecedentes familiares, ojos claros, tabaquismo e hipertensión arterial.
Al tratarse de un problema asociado al envejecimiento, la incidencia crece año tras año, convirtiéndose en uno de los principales motivos de tratamiento en las consultas de oftalmología. Otras causas de ceguera: retinopatía diabética, glaucoma y miopía elevada.
Ante el considerable impacto en la población de este problema de salud, «desde la Sociedad de Oftalmología abogamos por la creación de un plan andaluz para prevenir la ceguera, similar al Plan Integral de la Diabetes, que tan buenos resultados ha aportado en nuestro entorno», asevera el doctor Montero de Espinosa. Hace dos décadas la diabetes era el principal problema en las consultas de oftalmología.
«La puesta en marcha del Plan Integral de Diabetes, que incluye la telemedicina en la Atención Primaria, ha permitido que la ceguera por retinopatía diabética haya descendido de manera considerable en los últimos años. Hoy son muchos menos los casos de personas que se quedan ciegas por retinopatía diabética, pero hace 20 años era una de las principales causas de ceguera en Andalucía», recuerda el presidente de la Sociedad de Oftalmología de Andalucía.
La sociedad científica ya ha mantenido reuniones con responsables de la Consejería de Salud, asociaciones de pacientes y el Colegio de Ópticos, para diseñar estrategias que permitan frenar la ceguera producida por la patología de la mácula, que hace unos 15 años carecía de opciones terapéuticas. Entre otras iniciativas, la Sociedad Andaluza de Oftalmología ha creado, junto al Colegio Oficial de Ópticos, una Red de Detección Precoz de la DMAE, ya que en multitud de ocasiones la óptica y/o farmacia son el primer escalón de consulta de los pacientes. Ante la primera sospecha resulta primordial que el paciente sea atendido, sin pérdida de tiempo, por el especialista de la retina.Otra de las iniciativas emprendidas es la creación del Observatorio de la Visión, en el que están presentes la sociedad científica, asociaciones, instituciones profesionales y autoridades sanitarias. «Lo idóneo es establecer el cribado poblacional, a partir de los cincuenta años, aprovechando todos los centros que ya dispongan de la infraestructura necesaria. Mediante el retinógrafo, el personal cualificado realiza fotos del fondo de ojo, y otras exploraciones muy simples que permiten detectar signos de sospecha del daño macular. Pero la clave está en que el médico derive al paciente, sin demora, al especialista que puede tratarlo si es necesario», describe el doctor Montero de Espinosa. Esta cadena asistencial permitiría reducir las esperas. «En la actualidad, desde que el paciente nota los primeros síntomas hasta que inicia un tratamiento, pueden transcurrir seis meses o más», advierte. La detección y el tratamiento a tiempo es crucial para evitar la ceguera. La degeneración macular asociada a la edad se caracteriza por la formación de vasos sanguíneos anómalos que terminan provocando hemorragias que afectan de manera severa a la mácula, una delicada estructura de la retina encargada de la visión central. «El diagnóstico precoz permite tratamientos capaces de detener las hemorragias, pero si el paciente no se trata a tiempo, la pérdida de visión será mayor», añade.
La mácula es la estructura del ojo encargada de la visión central que permite leer, distinguir rostros, ver la televisión, etcétera. La degeneración de esta pequeña estructura de la retina es causa de invalidez y dependencia. Este problema y otras afecciones de la visión centrarán el I Congreso Europeo de Pacientes Mácula-Retina, un encuentro internacional que se celebrará los días 20 y 21 del mes de octubre en Sevilla.
Inyección intravítrea
El tratamiento frente a la degeneración macular asociada a la edad exudativa se basa en una inyección intravítrea que contiene un fármaco cuya función es cerrar los vasos capilares neoformados, para que dejen de sangrar. Los pacientes requieren varias inyecciones al año, con unas pautas concretas, para que el tratamiento resulte eficaz.
La inyección intravítrea se realiza de manera ambulatoria , en quirófano y salas limpias, libres de gérmenes, con un cuidado exquisito para no provocar hemorragias o infecciones intraoculares. «La segunda inyección se administra al mes después de la primera dosis, para que haga el efecto deseado. Si transcurre mucho tiempo entre dosis y dosis, el tratamiento pierde eficacia», añade el doctor Eduardo Esteban González, oftalmólogo responsable de la Unidad de la Mácula en la clínica Salud Ocular. «Esta unidad está pensada con una vocación social, de modo que tratamos de facilitar los tratamientos, que resulten lo más asequibles posible para los pacientes», añade el doctor Esteban González, jefe de la Unidad de la Mácula en el Hospital Macarena hasta su jubilación.
«El fármaco es un antígeno que actúa sobre los vasos anómalos que se forman en la retina y comenzó a utilizarse hace unos quince años para la degeneración macular. Es un medicamento que se se utiliza desde hace décadas en oncología para tratar el cáncer de colon. De manera causal un especialista estadounidense se dio cuenta de que los pacientes con degeneración macular sometidos a este tratamiento oncológico mejoraban y, desde entonces, comenzó a aplicarse para este problema de la retina», recuerda el doctor Esteban González.
Señales de alerta
La principal señal de alerta es una serie de manchas blancas (drusas) en la retina que se detectan en los estudios del fondo de ojo; y percibir líneas torcidas o pérdida de agudeza visual en alguno de los ojos. Ante estas señales el paciente es considerado de riesgo y «debe recibir una atención preferente en las consultas de oftalmología», asevera Esteban González.
Otras señales de alarma percibidas por el propio paciente: pérdida brusca de visión; manchas en la visión; las líneas se ven torcidas y las letras son vistas de manera deforme, etcétera. El llamado test de la Rejilla de Amsler, una prueba sencilla, también facilita el diagnóstico. Además de la degeneración macular asociada a la edad, otros problemas en la retina también pueden terminar afectando a la mácula. «El futuro de los tratamientos se encuentra en la investigación de terapias génicas, para interferir en los genes causantes de la atrofia en los vasos capilares; y las células madre, para regenerar la zona afectada por la lesión», explica el presidente de la Sociedad Andaluza de Oftalmología.
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Vía www.diariodesevilla.es
Fotografía: JOSÉ ÁNGEL GARCÍA
Gráfica: Diario de Sevilla. Departamento de Infografía.
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